DroGAS Y LA C.I.A.
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Drogas, CIA y desestabilización
Año 5. Edición número 238. Domingo 9 de diciembre 2012
Por Francisco Marín. Revista Proceso
Chile - Ecuador.
El periodista Patricio Mery reveló en octubre último una
vasta operación para el transporte de droga de Bolivia a Chile en complicidad
con la policía chilena y el ahora ministro de Defensa Rodrigo Hinzpeter, mano
derecha del presidente Sebastián Piñera. La revelación trajo como consecuencia
el hostigamiento contra el reportero chileno y su fuente. Pero el asunto dio un
giro cuando a la información se agregó otro dato: que el dinero obtenido a
partir de esa actividad ilícita estaría siendo usado por la CIA para
desestabilizar al mandatario ecuatoriano Rafael Correa, uno de los hombres más
odiados por Washington.
La Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos “financia actividades ilícitas” con recursos “del narcotráfico realizado por la Policía de Investigaciones de Chile (PDI), la que mete unos 300 kilos mensuales de cocaína boliviana a través del paso Colina en una operación que tiene la anuencia de los altos mandos policiales y del ex ministro de Interior Rodrigo Hinzpeter”, actual ministro de Defensa, afirma el periodista chileno Patricio Mery.
En entrevista con Proceso, Mery ratifica lo expresado por el semanario que él dirige, Panoramas News, en una serie de reportajes publicados desde el pasado 17 de octubre. La información apunta a que el objetivo de la maniobra ilegal es conseguir recursos para desestabilizar al gobierno del presidente ecuatoriano, Rafael Correa, considerado en las altas esferas políticas y militares de Estados Unidos como uno de los mandatarios sudamericanos más hostiles a Washington.
En 2009, Correa cerró la base militar estadunidense de Manta. Y dada su popularidad, que pasa de 60%, es probable que renueve su mandato en las elecciones del próximo 17 de febrero.
Mery fundamenta sus acusaciones en lo que le dijo el ex inspector de la PDI Fernando Ulloa, quien se le acercó en agosto pasado para hacerle una revelación: en febrero de 2011, cuando estaba a punto de interceptar el ingreso a Chile de un cargamento de cocaína de alta pureza, sus jefes le impidieron actuar.
Lo anterior ocurrió luego de que Ulloa avisara de ese tráfico de droga a su superior, el subprefecto de Investigaciones Juan Sepúlveda, a fin de que éste le diera los recursos logísticos y humanos necesarios para la operación.
En vez de ayudarlo, Sepúlveda le pidió que no se involucrara. Para justificarse le confió que la droga era resguardada por otros agentes de la PDI. Es decir, el tráfico se hacía con protección y –como Ulloa constataría más tarde– apoyo del alto mando policíaco.
Sepúlveda bloqueó el operativo de Ulloa, pese a que había sido ordenado por el fiscal del Ministerio Público Patricio Rosas.
A principios de 2011, Ulloa descubrió que desde 2009 cada mes entraban a Chile entre 200 y 300 kilos de cocaína boliviana a través del muy poco utilizado paso Colina, que conduce a la Argentina a la altura de la capital chilena. La droga venía en cajas de televisores transportadas en camiones.
A pesar de las advertencias de sus superiores, Ulloa insistió en su plan de decomisar la droga y capturar a los traficantes. Pero tres días antes de que llevara a cabo su operativo, funcionarios de la PDI lo visitaron en su domicilio y le comunicaron que debía dejar todas sus funciones en la capital chilena pues había sido trasladado a la norteña ciudad de Calama, a donde debía trasladarse de inmediato.
La orden venía del alto mando de la PDI.
Ulloa llegó con sus denuncias a las más altas esferas del poder, pero nadie movió un dedo para que los delitos revelados fueran sancionados.
La Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos “financia actividades ilícitas” con recursos “del narcotráfico realizado por la Policía de Investigaciones de Chile (PDI), la que mete unos 300 kilos mensuales de cocaína boliviana a través del paso Colina en una operación que tiene la anuencia de los altos mandos policiales y del ex ministro de Interior Rodrigo Hinzpeter”, actual ministro de Defensa, afirma el periodista chileno Patricio Mery.
En entrevista con Proceso, Mery ratifica lo expresado por el semanario que él dirige, Panoramas News, en una serie de reportajes publicados desde el pasado 17 de octubre. La información apunta a que el objetivo de la maniobra ilegal es conseguir recursos para desestabilizar al gobierno del presidente ecuatoriano, Rafael Correa, considerado en las altas esferas políticas y militares de Estados Unidos como uno de los mandatarios sudamericanos más hostiles a Washington.
En 2009, Correa cerró la base militar estadunidense de Manta. Y dada su popularidad, que pasa de 60%, es probable que renueve su mandato en las elecciones del próximo 17 de febrero.
Mery fundamenta sus acusaciones en lo que le dijo el ex inspector de la PDI Fernando Ulloa, quien se le acercó en agosto pasado para hacerle una revelación: en febrero de 2011, cuando estaba a punto de interceptar el ingreso a Chile de un cargamento de cocaína de alta pureza, sus jefes le impidieron actuar.
Lo anterior ocurrió luego de que Ulloa avisara de ese tráfico de droga a su superior, el subprefecto de Investigaciones Juan Sepúlveda, a fin de que éste le diera los recursos logísticos y humanos necesarios para la operación.
En vez de ayudarlo, Sepúlveda le pidió que no se involucrara. Para justificarse le confió que la droga era resguardada por otros agentes de la PDI. Es decir, el tráfico se hacía con protección y –como Ulloa constataría más tarde– apoyo del alto mando policíaco.
Sepúlveda bloqueó el operativo de Ulloa, pese a que había sido ordenado por el fiscal del Ministerio Público Patricio Rosas.
A principios de 2011, Ulloa descubrió que desde 2009 cada mes entraban a Chile entre 200 y 300 kilos de cocaína boliviana a través del muy poco utilizado paso Colina, que conduce a la Argentina a la altura de la capital chilena. La droga venía en cajas de televisores transportadas en camiones.
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http://pijamasurf.com/2010/12/%C2%BFesta-la-cia-detras-de-la-guerra-contra-el-narcotrafico-en-mexico/